Mi escritorio y estudio

La historia que os quiero contar hoy es especial. Comparto muchas cosas sobre mí, todos mis gustos están plasmados, también las aficiones, mis hoobies, lecturas favoritas, objetos que dan un vuelco al corazón, momentos y viajes importantes, planes divertidos y mi manera de hacer. 

Cómo es obvio tiene mi ADN y yo tengo el suyo, aunque haya parcelas que aquí no comparto. Reconozco que soy muy pudorosa con mi vida personal y con dar la cara. Por eso hoy siento que es un día importante (¡y a la vez tan insignificante!) porque comparto con vosotras las fotos de mi escritorio creativo. De la habitación desde la que escribo muchísimos post y en donde paso muchísimas horas al largo del día.



Llegar hasta aquí no ha sido fácil. Desde el minuto 1 en el que acampé con todos mis bártulos la situación iba a ser temporal. Con el paso de los meses he ido conquistando terreno hasta que después de estar toda la semana ordenando para ser más productiva he conseguido algo importante: quien entre en ella sabrá que la ocupo yo. 

He tuneado el borde de la estantería con washitape ¡y me encanta como queda!, he colocado en el sitio perfecto los marcos de fotos reciclados, uno en la estantería y otro en el escritorio, mi babo personalizado de Papa-Moscas, y en una semana he recibido dos grandes regalos que me han emocionado. 

El calendario de Lucía M Photography que gané en su genial concurso y las postales coloridas regalo de Piluro que me las mandó tan generosamente al piropeárselas por Instagram. Aún queda gente detallista y buena por el mundo. ¡Mil gracias!

Estoy escribiendo en la mesa principal y a mi izquierda tengo el panel de inspiración, que ha pasado a ser el corcho en el que cuelgo todos los recuerdos que acumulo con el paso de los meses. El tour continua pasando por delante de dos nuevas postales que venían acompañando los últimos regalos. 
Aterrizamos al escritorio del que aún estoy decidiendo (y llevo más de un año) si que sea de color azul me gusta o me horroriza. Hay días que me parece el color perfecto, otros que suspiro por una mesa de madera clara, otros oscura y maciza... 

Sea como sea, no podían faltar varios botes con bolígrafos, lapiceros, objetos de papelería de lo más variopintos, el dispensador de washitape de Lua Nord, el marco de fotos reciclado, mensajes positivos, postales de cumpleaños de mis mejores amigas, las cajas de fruta con washitape, en la pequeña mesa contigua, y los tulipanes que desde ayer alegran mis horas. Con ellos la habitación parece otra, ¡os lo prometo!

Espero que os haya gustado esta pequeña ruta turística. El estudio tiene muchas más estanterías, cosas en la mesa, objetos acumulados y un poco de desorden ¡no lo voy a negar! pero es que sino, no sería yo. 

Visto en perspectiva es un escritorio muy colorido y bastante vibrante. Tengo la sensación de que grandes cosas se van a fraguar en él. 

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